El protagonismo de las UDCs en el escenario que Filomena dejó en Madrid
Sin duda, Madrid ha vivido un episodio metereológico histórico y Filomena decoró la ciudad como hacía un siglo que no se veía. Claro que, además de hermosamente blanca, la ciudad se volvió intransitable y peligrosa. Durante el fin de semana las gentes se lanzaron al espacio público como si este fuera la alta montaña o un parque de atracciones, y la ilusión eclipsó la percepción de los riesgos que se irían sucediendo.
Sin duda también, y aún habiéndose advertido desde las autoridades científicas, es complejo dar respuesta a eventos climáticos extremos que de pronto reconfiguran la vida y nos sitúan ante el reto de gestionar con los recursos disponibles, todas las vicisitudes que van surgiendo: problemas de movilidad, paralización de servicios esenciales, aislamientos, averías en hogares, accidentes y siniestralidad, etc. Además, por adaptar el lenguaje al tema abordado, es bien complejo que «nieve a gusto de todas».
Desde La Rueca Asociación se gestionan 3 de las UDCs que operan en la actualidad en los 21 distritos de Madrid. La de Retiro, la de Salamanca, en agrupación con Provivienda y la de Arganzuela, en agrupación con Asociación Realidades.
Las UDCs dependen del Área Delegada de Coordinación Territorial, Transparencia y Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Madrid. Desde que iniciaron su andadura, aportan su trabajo a la mejora del entorno. Muchas veces este trabajo es invisible para la ciudadanía; a no ser que una se cruce con los equipos a pie de calle, identificados con chalecos amarillos y haciendo diversidad de tareas que contribuyen modestamente a regenerar los entornos de los barrios.
Todas las UDCs estudiaron la situación. Los accesos a los centros hospitalarios se fueron liberando en primera instancia, mientras personas con vehículos 4×4 se ofrecían para facilitar desplazamientos de urgencias médicas. Una maravilla este sentido de comunidad. Gracias a todas las implicadas en solucionar los problemas comunes.
Consecuencias de la borrasca
El lunes 11 se tornó complejo para nuestras UDCs. Lo primero que afrontamos fue el temor a echarnos a la calle y actuar en primera línea. Pronto analizamos la posibilidad de desplazamiento de las trabajadoras; así como la adecuación de los recursos con los que contábamos y cómo hacernos con los materiales necesarios para poder colaborar en la descongestión de la ciudad. En la UDC de Salamanca, horas después, con el fin de autoprotegernos en primera instancia, empezamos por llegar en metro a Manuel Becerra y abrir camino desde su acceso hacia las calles aledañas. Ese día no pudimos alcanzar nuestro espacio de trabajo, situado tan sólo a unos 7 minutos a pie en una situación normal. Así mismo iban haciendo las vecinas en sus entornos inmediatos, abriendo caminos vecinales, otra maravilla colaborativa.
El día 12, algunos medios como La Razón se hacían eco de nuestro trabajo. Posteriormente, día a día, fuimos literalmente rompiendo el hielo para abrir pasos de peatones en nuestro camino hacia un mercado o a algunos centros formativos, a aprovisionarnos de sal para ir aplicando a las calles liberadas de hielo, etc. Nuestro motor, el agradecimiento constante de vecinos y vecinas con las que nos cruzábamos.
Días de duro trabajo en comunidad
Igualmente hacían nuestras compañeras de Retiro y Arganzuela, despejando entradas a centros de especialidades sanitarias y colegios junto a AMPAS y vecinas voluntarias, repartiendo sal entre el vecindario, facilitando acceso a centros de mayores, Servicios Sociales o Juntas Municipales, desatascando alcantarillas o ayudando para que algunos vehículos pudieran salir, entre otras tareas. Y así pasamos una semana larga, hasta que vinieron las lluvias de ayer, intentando atender a las demandas vecinales para aportar nuestras herramientas donde valorábamos que nadie más estaba llegando. Poner todas nuestras fuerzas y nuestros cuidados allá donde era posible llegar, ese era nuestro objetivo. Finalmente, esta semana el propio Ayuntamiento de Madrid hacía honores al trabajo de todas las personas que, desde las UDCs, hemos estado realizando estos días para paliar las consecuencias del temporal en la ciudad de Madrid.
Sabemos que queda muchísimo trabajo por hacer y que necesitamos aprender muchas cosas a muchos niveles. Es por eso que seguimos preparándonos y tratando de aportar lo máximo posible para que Madrid pueda adaptarse a las situaciones venideras. Desde luego, la ciudad quedó como un campo de batalla y nos entristece la situación del arbolado, los residuos y la suciedad acumulada. Igual, ahora más que nunca, es el momento de apostar por la regeneración urbana. Y entonces, todas, la administración, el tejido vecinal, asociativo, comercial, empresarial, todos y cada uno de los agentes sociales, tenemos algo que aportar a la restauración de la vida; en pleno proceso de adaptación al cambio climático. El protagonismo ha de ser colectivo puesto que el reto de asumir y gestionar el riesgo es compartido.
Gracias por los cuidados, extrememos precauciones y unamos esfuerzos, por favor.